El primer teatro que
lleva en Villena el nombre de Chapí se erige en 1885. La idea de su
creación surge entre unos villenenses que se desplazan a Alicante
para asistir al estreno de "La Tempestad" en esta ciudad.
Rápidamente se construye; es de madera y se sitúa "algo más
al norte de donde yergue sus muros el teatro actual", escribía
José María Soler en 1951. Debió ser, pues, en el actual
"Parterre". Los terrenos eran municipales, pues tanto los
que ocupa hoy el Teatro como los del Parterre y el Paseo, habían
sido propiedad de los frailes franciscanos que estaban en Villena
desde el siglo XVI. Alguien de Alicante los adquirió como
consecuencia de la desamortización de 1835, pero fueron
previsoramente adquiridos por el Ayuntamiento villenense pocos años
después.
Suele atribuirse a
aquel coliseo el nombre de Teatro Circo; no obstante, una de las
páginas del programa de la inauguración que Soler reproducía al
referirse a la nueva construcción, dice escuetamente Teatro Chapí.
Esta inauguración se efectuó el 20 de junio del año más arriba
indicado con la zarzuela "La Tempestad" y asistió Chapí,
especialmente invitado, con alguno de sus familiares. Incluso
dirigió varios números de la obra entre el entusiasmo de sus
paisanos presentes en la representación.
En 1908 el estado
del Teatro obliga a su cierre y es desmantelado. Poco después, en
1914, surge la "Junta Constructora Pro Teatro Chapí", que
emite acciones de 25 pesetas como principal fuente de financiación
del futuro coliseo. El proyecto se encarga a José María Manuel
Cortina, que en 1916 abandona la construcción por divergencias con
la Junta, las obras discurren lentamente, esta vez bajo la
dirección de los arquitectos Garín Hermanos, y sufren
interrupciones por dificultades económicas hasta paralizarse en
1919.
Pero la Junta
Constructora encuentra solución a sus problemas en 1922. Se lega a
un entendimiento con el Círculo Agrícola Mercantil, en virtud del
cual, esta Sociedad ocupará los espacios laterales y superior de la
zona delantera de la edificación. La cesión constituye la
solución de la falta de recursos indispensables para proseguir y
terminar las obras. Estas se realizan con celeridad en cuanto
respecta al Círculo, que se inaugura en 1923. Las del Teatro se
acometen de nuevo en 1924 y se modifica el aspecto externo con una
estética mucho más austera que la del primitivo proyecto de
Cortina. Finalmente, el sábado 5 de diciembre de 1925 suenan otra
vez la italianizantes romanzas de "La Tempestad" en la
inauguración de un nuevo Teatro Chapí, aunque en esta ocasión no
esté presente el maestro, fallecido en 1909.
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